benedicite

Documentos y reflexiones de una cristiana

2005/03/24

La Creación según Génesis

No me resisto a citar este texto extraído de los foros de El Testigo Fiel que acabo de leer:


Sí, efectivamente, las ideas cosmológicas que trae el poema de la Creación corresponden al conocimiento normal de la época, e incluso hay precedentes extrabíblicos, como el poema Enuma Elis, donde es posible encontrar también el mismo caos acuoso de donde van surgiendo por diferenciación los distintos elementos.

La época del poema bíblico de la Creación es un poco posterior a lo que preguntas, normalmente se lo ubica hacia el siglo V a.C., pero no cambia que el concepto cosmológico corresponde al de su época.
Hasta aquí todo bien.

(Dices:)
Si el Génesis se escribiera ahora sería más o menos:
"Hace entre 12.000 y 15.000 millones de años, Dios concentró toda la materia del Universo en una zona extraordinariamente pequeña del espacio, e hizo que explotara. La materia salió impulsada con gran energía en todas direcciones..."


De eso ya no estoy tan seguro... puede que sí, puede que no. Podría ser que el poeta optara por:


"Cuando aún no era posible contar los tiempos ni las edades
en el silencio cósmico cerrado de oscuridad,
sonaron siete trompetas
La primera trompeta fue una explosión de luz cegadora.
DO
La segunda trompeta anegó el caos y lo transformó en Límite.
RE
La tercera trompeta secó aguas y aguas dándoles Medida.
MI
La cuarta trompeta...
... etc...."


Dicho de otro modo: el Poema de la Creación utilizó el saber cosmológico de su época porque le resultaba lo suficientemente adecuado para decir por medio de ellos lo que quería decir, que no tiene que ver con ese saber cosmológico. Así que también podría usar otro saber, o no usar ninguno disponible e inventarse el que necesitara, que para eso es "poités", "hacedor".

El Poema de la Creación se resume en las dos primeras palabras:

En el principio CREÓ Dios -bereishit bará-

Lo que el poema poetiza es que nada de lo que parece sólido y autosustentando, o que parece solitario, en expansión y sin medida, o que parece seguro y cobijado, o que parece grande, o infinito, o pequeño, o aun minúsculo, parezca lo que parezca... nada de todo eso que llamamos "cosmos", sea cual sea la idea de cosmos que cultivemos, la griega, la babilónica, la hebrea, la latina, la renacentista, la científico-moderna, etc. nada de todo eso que llamamos cosmos lo es desde sí mismo.
Eso quiere decir la palabra "bará", "creó".

Eso tiene y no tiene que ver con el big-bang. Si se refiriera estrictamente a la cuestión de cómo se originaron las cosas en el cosmos, y aun el mismo cosmos, sería un mal escritor, porque el poeta habría elegido la peor forma, la más inadecuada para hablar "objetivamente" de las cosas. Y no es que en la época desconocieran el modo "informativo" de hablar de las cosas. Basta repasar el resto de la literatura de la época para ver que podían cultivar otras maneras mucho más "objetivas" de hablar del cosmos... lo que pasa es que si hubiera hablado de otra manera, se hubiera limitado a transmitirnos un saber cosmológico, que hubiera sido al cabo superado por nuestras teorías, como nuestras teorías serán superadas dentro de algún tiempo por las teorías de los que nos sucedan.

Eligió esa forma solemne, celebratoria, litúrgica, porque su poema no está hablando de cómo surgió el cosmos, sino que está, desde el limitado y finito mundo del hombre, entrando en sintonía con la gran Liturgia Cósmica, que en su aparentemente inmotivado movimiento universal, celebra al Creador. Y en esa celebración al Creador, como en toda liturgia, dejó también el modelo y los moldes de toda otra liturgia que el mundo bíblico pueda enseñarnos a celebrar: el valor de los tiempos finitos, con sus días todos iguales unos a otros y aparentemente monótonos, pero que sin embargo marcan el ritmo de un devenir humano que no es monótono, porque en ese devenir se puede producir en algún momento el unísono con el Creador; el lugar exacto, creado e inferior al hombre de todo eso que nos subyuga y nos pierde (los astros, y sus "influencias astrales", que el Poema reduce a dos luminarias al servicio de las fiestas humanas); y en medio de todo eso enuncia lo más enorme e incomprensible: que esto pequeño y limitado que somos nosotros es a la vez la única imagen que Dios acepta y avala... tal vez porque ya planeaba volverse pequeño y limitado, aunque no tanto quizás como lo obligaremos a llegar a ser este Viernes Santo.
A ese Misterio de los misterios no llega este poema: a que también el Viernes Santo era parte del Plan de Dios: "nadie me quita la vida, yo la doy porque quiero".

Que la gracia y el Amor que nos ungen muy especialmente en estos días pascuales nos instale en el corazón el constante "recuerdo de Dios"