Mi madre
Y me considero muy privilegiada de este hecho, evocando mi buena suerte.
El providencialismo de mi madre que a pesar de la brega y sufrimientos que le supuso la maternidad, luchando por la supervivencia en una vida pobre, le permitió aceptar con valentía las situaciones límite en las que llegó a encontrarse. Cuando alguien le hacía alguna observación sobre la cantidad de sus hijos, recuerdo su respuesta -los pequeños oyen todo... diciendo que "Dios envía a los hijos con un pan bajo el brazo". Esta frase cargada de buen humor y de confianza en Dios, quedaba en mi como un eco, y solo el tiempo me ha ido mostrando el sentido.
Ni que decir tiene: una manera de pensar diferente de mi buena madre hubiese tenido la consecuencia de que yo no estuviese escribiendo esto...
Era buena y siempre ha sido para mi el modelo de lo que es ser cristiano. Tenía una fe profunda, siempre se contentaba facilmente, aguantando los sufrimientos que siempre y a todos llegan, con una serenidad que le era posible probablemente por el hecho de que todo lo ponia en las "manos" de Dios. Se preocupaba por todos, poniendo cariño, y una de las cosas que más me han impresionado, cuando he estado en la edad de comprender lo que eso significa, era la ausencia tota en ella de críticas a la vida ajena.
No era nada tonta. Su educación de principios de siglo XX se redujo aprender a leer y escribir después de casada y a saber hacer cálculos mentalmente, de una complejidad que nos pasmaba y que no supe nunca como había aprendido. Le agradaba leer. Digo esto porque no pueda creerse que su ausencia de censuras al prójimo viniera de un ingenuo desconocimiento del mundo que la rodeaba. Recuerdo que sufria verdaderamente por alguna persona del vecindario que no llevaba una vida ejemplar e incluso que trató de dialogar para hacerle cambiar. Recuerdo que me pidió a mí, pequeñaja que no entendía nada de nada, que también yo rezara por la Sra. vecina, sin decirme el motivo, que tampoco no hubiese comprendido.
Incluso siendo expansiva y alegre nunca le ví persona de hacer mimos. Amaba a todos y cada unocon un corazón igual. Era la columna de toda la familia. Jamás la ví maquillada, pero era hermosa con sus grandes ojos y su cabello plateado por la edad, pues yo nací a sus 42 años. Vestida con gran sencillez, su cuerpo estaba ya gastado por tantos trabajos pasados. Su grande y único deseo, no pronunciado con palabras, pero evidente en sus actitudes habituales, fue que todos fuéramos personas de fe con el corazón puesto en Dios. Nunca le oí una palabras para estimularnos al éxito material en la vida. Nunca le oí perturbarnos para que estudiáramos y llegaramos a ser unos personajes en el mundo. El estudio dependía totalmente de nuestro libre albedrío y nuestra propia afición ¡Cómo me habría gustado tenerla como amiga en mi edad adulta! No hubo tiempo, justo con mis diecinueve años cumplidos nos quedamos sin ella, que se marchó a ejercer su maternidad de manera distinta, a guardarnos desde Dios.
Y no sé como, pasados muchos años, mis hermanos y hermanas que parecían indiferentes a su persona, he sabido que le piden ayuda en sus problemas de toda clase como a santa de altar. No se esconden de declarar la santidad de nuestra madre... ¡Y yo que creia que solo lo sabía yo!
Ciertamente no todos los hijos salimos creyentes. Pero debo reconocer que los dos que se separaron temporalmente de la vida de la Iglesia, eran profundamente bondadosos, y uno de ellos, con suficiente espíritu crítico, pero también profundamente eclesial, ahora es de las personas más activas de su parroquia.... El otro espero que ya estará en el Cielo.... Sobre él supimos que en sus ultimos días mantuvo conversaciones sobre S. Agustín y otros temas similares con alguna persona amiga. Solo Dios sabe lo que hay en cada uno de nosotros....
Bendita sea la fe que me transmitió mi madre, más con hechos que con palabras. Bendita sea su sencillez y pobreza; bendita sea, su fe y su paciencia, su visión de todo acontecimiento en la total confianza en Dios.
1 Comments:
Gracias Mariano, he estado muchos meses fuera, por Europa y Africa, y he llegado de nuevo hace poco. Volveré a escribir en cuanto pueda...
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