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Documentos y reflexiones de una cristiana

2004/09/08

Poesía

En los foros de oración de Javier he encontrado una bella poesía. Me he dado cuenta que la inevitable sobreocupación de nuestro tiempo, me ha mantenido largo tiempo sin leer poesías.

Al leer estas palabras engarzadas de belleza, he recordado que la poesia es también una pausa para permitir al corazón respirar con su propio ritmo, como ese fragmento de la Escritura que nos recoloca de nuevo... como el canto de un salmo, saboreando la Luz...

¡VÍSTEME, SEÑOR, PARA LAS BODAS!
(Mt 22,1-14; Jn 3,5; 1 Co 10;1-6; 11,23-26;
Lv 20,26; Ro 12,1; Ap 22,1; etc.)
Por Emma-Margarita R. A.-Valdés


Venciste mi tormenta
con relámpagos de aguas luminosas
y me hiciste heredera de tu reino.
Testamento de espigas
en mis áridas tierras despobladas.
La voz del infinito,
oculta en las estelas del secreto,
me reveló el futuro que mana de la roca:
cantaré amaneceres en los pinos,
tendré enjambres de miel con aroma de albahaca
y adornarán mi pecho
ramilletes de soles verticales.

Las ráfagas de umbría
en mi éxodo febril hacia la noche,
me izaron sobre efímeras espumas,
amargos barrizales secaron mi corriente.
Fui visión de ciprés en la aurora fugaz.
Y rompí el plan sagrado
por viejas cicatrices de mi arcilla.
Pero hoy brilla tu alcorce en las cañadas
llamándome a esponsales.

¡Vísteme de inocencia
para el blanco banquete de tus bodas!.
Me acercaré a tu pórtico e invocaré tu nombre;
mi humilde golondrina perdida en el paisaje
volará con tus alas de paloma;
recordaré tu tiempo sobre el altar del mundo,
me enlazaré en tus brazos extendidos;
creceré espiga fértil de tu siembra;
a la tercera copa brindaré
con el mágico zumo de tu vid;
proclamaré la gloria de tu eterno banquete.

Maduran las semillas
con el agua cautiva de tu amor,
líquida arquitectura de templos sumergidos
desde el día angular de barro y piedra.
Esplenden las fontanas
que confirman tus dones inmutables,
y un éxtasis que fluye hacia el mar vespertino
me anuncia un despertar de ríos vagabundos.

Si me invitas, Rey mío,
y revistes de níveas azucenas
mi tallo descarnado,
cantaré amaneceres en los pinos,
tendré enjambres de miel con aroma de albahaca
y adornarán mi pecho
ramilletes de soles verticales.

Emma-Margarita R. A.-Valdés
(Del libro "Versos de amor y gloria".
Biblioteca de Autores Cristianos. BAC)